viernes, 5 de diciembre de 2008

Para odiar hay que querer.
Para destruir hay que hacer.
Si las cosas son no tan buenas, malas, horribles, y hasta desastrozas, es porque en algún momento fueron no tan malas, buenas, hermosas y hasta inmejorables.
No hay lección esta vez: simplemente estar dispuestos a entender que un "te odio", lleva consigo más cariño que el que uno puede imaginar.

No hay comentarios: